Soledad mortal

La escena de un perrito encerrado en un automóvil esperando por su dueño es más común de lo que debiera ser ...

Angélica González
13 de September de 2016

Salud
Soledad Mortal
“Luna, una pequeña peluda de dos años se encuentra en peligro, su propietario la ha dejado sola, atrapada en su auto mientras va de compras; el calor azota y ella desesperada empieza a emitir cortos aullidos cada vez con menos aliento, mientras que los que estamos expectantes debatimos entre romper el vidrio del carro o verla desfallecer”

La escena de un perrito encerrado en un automóvil esperando por su dueño es más común de lo que debiera ser, desafortunadamente y a pesar de los muchos accidentes que se han reportado, aun los seguimos dejando a expensas de las altas temperaturas y las bajas concentraciones de oxigeno de nuestros vehículos, con el riesgo de sumarlos a una de las miles de vidas que estas situaciones cobran anualmente alrededor del mundo.

Y es que los perritos tienen un mecanismo de regulación limitado cuando de lidiar con calor se trata, pues si bien tienen varias formas de refrescarse, ninguna de estas alcanza un nivel tan avanzado como la transpiración humana. Nuestros peludos eliminan el calor a través de la respiración, cuando jadean; sudando por el único medio donde pueden hacerlo, que son las almohadillas de sus paticas; y liberando calor por medio de conducción cuando se tumban con sus zonas de poco pelo, (como sus barrigas, en áreas frescas como el piso de la casa), pero ni todos estos mecanismos juntos, les permiten sortear con éxito las situaciones que elevan bruscamente la temperatura de su cuerpo.

En ocasiones hemos escuchado y hasta pensado “no importa, son solo unos minutos”, pero de acuerdo a la Asociación Americana de Medicina Veterinaria, dejar una mascota en el auto por más de 10 minutos ya representa un riesgo, incluso si la temperatura exterior no es lo suficiente alta para ti. En sólo 10 minutos, el aire interno en un carro puede subir casi 10,5°C y con 20 minutos, sube aproximadamente 16°C. ¿Pueden imaginar lo que siente un perrito cuando haces una “corta diligencia” y está haciendo lo que tú consideras “algo de calor”? Pues bien, en Waggo quisimos ponernos en las patitas de un perrito, y con la ayuda de algunos miembros de nuestro staff, llevamos a cabo un experimento que talvez nos ayude a crear un poco de conciencia sobre este tema.

Tobías Dos Santos, uno de nuestros investigadores, se dispuso al papel canino y con la simple ayuda de un termómetro, una libreta y un marcador, entró a un carro parqueado cuando la temperatura ambiente estaba en 22°C. Nuestra idea era hacer un estudio de un par de horas, pero pronto advertimos que esto no sería posible, pues al cabo de solo 10 minutos, Tobias ya tenía serias intenciones de prender el aire acondicionado o bajar alguna ventana, mostrándonos con una nota que su termómetro señalaba 34°C, sin embargo, nuestro colaborador aguanto la tentación y siguió en su acalorada misión. Al contarse los 20 minutos, el rostro de nuestro investigador vislumbraba el deseo de que la “diligencia” terminara cuanto antes, exponiendo una vez más la medida del termómetro, el cual ya señalaba 39,4°C, temperatura bastante incomoda, más si recordamos el papel que interpretaba. Pasaron solo 5 minutos más, 25 desde su ingreso, para que nos mostrara los casi 42°C que se sentían dentro del carro y nos dijera que no podía avanzar más, porque necesitaba urgentemente salir a tomar agua. Así de pronto culmino nuestro trabajo, “un poco pronto” pensamos algunos internamente, pero al abrir el carro sentimos tal sofoco, que no demoraron en aparecer las consideraciones, por supuesto para con nuestro colaborador, pero en mayor medida para con los perritos, al recordar que son muchísimo más sensibles al calor que nosotros.

Ahora ya no podíamos cerrar la vista ante esta problemática, necesitábamos hacer algo. ¿Cómo podíamos seguir adelante con WAGGO pensando en que uno de nuestros peludos podía caer mañana ante la potencial arma mortal de un carro sin ventilación?, más sabiendo que esto seguiría pasando, pues aún eran muchos los sitios en los que con mascotas no puedes entrar. Desde ese momento nos comprometimos con la lucha, no descansaremos hasta que ni un solo perrito vuelva a pasar por estas condiciones.

Empecemos nosotros. Salvemos Vidas Juntos te parece?

Johanna Angélica González Becerra (2015)